Os pongo un poco en antecedentes de cómo hemos llegado hasta el «momento guarde»…

Cuando tuve que incorporarme al trabajo decidimos que mis padres cuidarían a la peque hasta que cumpliese un año, fecha que nos parecía buena para que empezase la guardería.

De marzo a julio la peque ha disfrutado del amor sin fin de su tataboom y su abuela y abueloboom, en agosto hemos cogido vacaciones nosotros para llevarla de un sitio a otro, cambiarle horarios y darle a probar cien mil cosas, en fin!

El 1 de septiembre era el día que empezaba la guardería (no me acostumbro a decir escuela infantil) y pensamos hacer el período de adaptación porque contando que yo jamás me he separado de ella más que unas horas y que 8 horas nos parecen demasiado después de un mes de vacaciones sin apenas reglas…sé que hay muchas opiniones con respecto a esto, pero cada familia lleva vidas más o menos organizadas, más o menos tranquilas, y bueno, creo que era lo mejor para nuestra situación.

Yo pensaba tomarme esa semana de vacaciones para poder llevarla y recogerla pero la cosa se complicó cuando papáboom decidió que nos iríamos de vacaciones a final de mes y claro, no tenía días libres para las dos cosas, pero el viaje estaba cerrado, billetes de avión incluidos, así que tuvimos que volver a tirar de los abuelosboom y de tataboom para hacer la adaptación. Además, papáboom tuvo que irse 9 días, nada más y nada menos, de viaje, y para quedarse cerquita, viajó a China y Malasia… una ayuda menos 😦

El primer día la llevé yo, sólo iba a estar 1 hora. Llegamos y hay más peques con sus padres en la puerta, les mira curiosa. Sale la profe, la saludo y le doy el bibe de agua y el chupete por si acaso. La coge y empieza a llorar. Le digo: “ranquila cariño, pásalo bien” y le lanzo un beso. Tuve para mí una horita libre, me dediqué a hacer recados pero me supo a gloria. La recogí y estaba llorando, pregunté si había estado así la hora entera pero no, lloró 10 minutos, jugó y luego otros niños que lloraban la contagiaron, típico.

Por mi parte, como buena malamadre no llevé todo lo que hacía falta, así que planté a la peque en la guarde sin ropa para cambiarla por si se manchaba, ni hablar de llevar la ropa marcada y con zapatillas con cordones. Como aún no nos han dado el uniforme, la peque en vez de con mochila lleva una bolsa de papel de Purificación García… sin comentarios… Y como siempre la llevo remona con vestiditos 😉 de todo tipo pues los pantalones y camisetas no eran lo más abundante en el armario 😦 Pero rebuscando entre regalos y herencias lo hemos arreglado.

Fotos con prisa y con el móvil antes de llevarla a la guarde
Fotos con prisa y con el móvil antes de llevarla a la guarde

De paso, aclaro que el primer día lleva lacito porque la llevé yo, ahora la lleva papáboom y va sin peinar… es lo que hay…

Abueloboom era el encargado de llevarla el resto de días, pero al contarle que lloró se negó a participar, así que el segundo día le tocó a tataboom y ocurrió lo mismo: lloró al llegar, a los diez minutos estaba jugando y al recogerla, esta vez seguía contenta.

El tercer día aumentamos a dos horas. Se repite lo mismo, la profe dice que ha estado contenta, jugando, observando.

El cuarto día vuelve a estar dos horas y cuando los peques se disponen a comer ella coge una silla y hace lo mismo que el resto de peques. Llamo a la profe, un encanto, por cierto, le digo si mañana podemos ampliar un poco y le comunico que la semana que viene no me gustaría volver a tener a mis padres de aquí para allá con la peque, (abuelaboom trabaja y abueloboom tiene un huerto del que ocuparse), total que me dice que no ve problema, que mañana se quede a comer y a ver qué pasa el lunes. Yo le digo que si el lunes ocurre una catástrofe le pido al abueloboom que vuelva del #pueblitobueno.

Viernes. Quinto día. Prueba de fuego porque se queda a comer. Llega a la guarde y la profe le dice: «Hola Daniela, qué guapa estás hoy! Esa camiseta rosa hace que se te vea aún más morenita». Reacción de Daniela: se lanza a sus brazos y dice adiós a abuelaboom. Come de maravilla y sale feliz.

La segunda semana, ya sin adaptación se completó igual que el último día de la semana de adaptación, por lo que no podríamos estar más contentos. La peque disfruta, juega, se cansa y cuando la recogemos está contenta y me llena de besos y abrazos.

Conclusión: al final ha sido todo muy fácil y todos estamos contentos, bueno, menos abueloboom que dice que la niña va a la cárcel y está muy triste por ello, pero oye, nunca llueve a gusto de todos!

¿Qué tal la vuelta al cole y los inicios de guardería de vuestros peques? ¿Y la vuestra?