Querido diario:
«Me pongo pantojil y os digo que hoy quiero confesar que una de las cosas que más me cuestan es ponerme la máscara. Me resulta dificilísimo mucho ser quien no soy y más aún decir lo que no pienso, es el esfuerzo más grande que tengo que hacer y sólo lo hago dependiendo de quién me lo pida y si es necesario para evitar males mayores. No me siento cómoda con ella y sólo estoy agusto si el ponérmela significa convertirme en el hada de un cuento, en una princesa o en cualquier personaje que haga que una sonrisa inmensa aparezca en la cara de la peque, a este tipo de máscaras no les hago ascos, es más, disfruto muchísimo haciéndolo, máscaras, voces y gestos que aseguran la diversión y las risas, ahora que ha llegado el invierno más que nunca!»
Y aquí mis aportaciones anteriores:
Enhorabuena!!!!!!!!!!! te envidio. Yo me la tengo que poner tantas veces que ya parece que la tengo fija… pero eso o… bueno… me voy a liar y no es cuestión de hacerlo aquí 😉 un besazo guapísima…
Jajaja Este mes han dado en el clavo con el término! Verdad? 😉
A mi también me cuesta horrores ponerme una máscara y aparentar que soy otra persona… 😉
Ya somos dos! Menudo cansancio al final del día!
Gracias por comentar 😉
Yo sí que pienso que como padres nos ponemos a veces máscaras inlcuso más de lo que me gustaría. Enhorabuena si consigues librarte de eso! Besos!
Ya somos dos!!!! es que no puedo callarme nada, y eso no siempre es bueno…lo que tengo claro es que, lo contrario, es ser falso…
Muy bonita entrada, antes me la ponía casi a diario, ahora menos, llegamos a una edad, en la que debemos mostrar la sinceridad.