Que Daniela pasase el verano cual minisalvaje asilvestrada en el pueblitobueno con los abuelosboom no ayudó a que la vuelta a la rutina fuese fácil y menos teniendo en cuenta que queríamos insistir en los cambios que se producirían una vez que naciese Martín.

Durante el mes de septiembre hicimos un «intensivo» y la verdad es que empezó a hacerle más caso a la barriga, a hablarle y de vez en cuando sin que le dijéramos nada era ella la que nos decía que Martín estaba en la barriga etc.

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Del tema rabietas nos hemos librado y cada vez que lo digo me faltan maderas para tocar 😉 Eso sí, como recordaréis nuestra operación pañal tuvo lugar en verano y sí que ha tenido un par de escapes desde que llegó el peque, en concreto en un par de siestas, momento en el que nunca se había hecho pis.

Como cuando rompí aguas ella estaba durmiendo no hubo que explicarle nada, por la mañana se lo contó el abueloboom y tan contenta porque también le dijo que después de la guarde iría a conocerle y nos vería, estaba encantada.

La visita en el hospital fue increíble y por supuesto la grabamos! Por supuesto, pasó de mí y fue directa a por el bebé, no dejaba de decirle con una voz muy dulce: «Hola, Martín» una y otra vez y después de decirlo, besos y más besos, a mí se me salía la sonrisa de felicidad de la cara. Para que pudiera cogerlo se subió a la cama conmigo y de paso le dimos el regalo que Martín había traído para ella, pero no le hizo ni caso… ni siquiera ahora… lástima!

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Pasó las dos noches que estuvimos en el hospital con sus abuelos, siguió comiendo estupendamente, durmiendo del tirón y como al día siguiente llevó chuches a sus amig@s de la guarde, mejor imposible.

Llegamos a casa un viernes y el lunes era puente, así que nos esperaban 3 días algo liados, pero ella como si nada, todo el miedo era cómo se lo iba a tomar y todo fue un remanso de paz.IMG_20151007_162516

Le da besos cuando se levanta y cuando se acuesta, le coge por lo menos una vez al día y la verdad es que de los primeros días a este momento en el que el peque está cercano a cumplir los dos meses, lo único que ha cambiado es que ahora hace lo mismo pero sin esa «novedad», se nota que se ha acostumbrado y ya sabe que hay alguien más en casa. Le molesta que yo esté con Martín sólo si él me reclama cuando estoy jugando con ella y en el caso de papáboom cuando tiene a Martín en brazos si ella no está haciendo algo divertido pide que la coja a ella, pero por lo demás, todo tan normal. Le pone el chupete si llora, en el coche si él se queja ella le canta canciones y de vez en cuando, yo le pregunto y sino quiere la dejo, me ayuda a bañarle y cambiarle el pañal.

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Los familiares y amig@s que han venido a visitarnos tengo que decir que se han portado fenomenal, siempre le han dado atenciones y han traído regalos también para ella, así que ni la envidia ni los celos han asomado por Villaboom.

Aunque ahora ya no va a la guarde, el mes que estuvo yendo y que yo me quedaba con Martín en casa, no parecía importarle, siguió yendo como si nada y les contaba a sus profes que Martín era «ñeño» y que comía tetita.

Creo que nota más que es su padre el que tiene que dividirse porque conmigo pasa mucho tiempo y al final siempre nos da tiempo a todo, cantamos, jugamos, pintamos y hasta leemos. Sólo el primer mes sentí que no pasaba suficiente tiempo con ella.

Vamos, que las madres y los padres nos montamos historias en la cabeza, tratamos de imaginar cómo se va a comportar, qué hacer para que no se enfade etc y como siempre, al final los peques acaban dándonos una lección.

Sólo una cosa, cuidado con los abuelos porque tienen mucho miedo a que los peques le hagan algo al bebé y no sé porqué tienen la manía de decirlo un pelín alto…Cuidado!!! No lo toques!!! No lo cojas!!! Las cosas dichas bajito y con naturalidad os aseguro que los peques las pillan a la primera y encima no se asustan 😉

¿Qué tal llevaron vuestros peques la llegada de sus herman@s?