Era nuestro primer verano siendo cuatro y queríamos disfrutar de la playa con los peques, pero no teníamos ni idea de dónde ir. Yo no tenía ganas de coger avión, así que la opción de viajar a las islas quedó descartada para años venideros.

Buscando en San Google «playas para ir con niños» en uno de los primeros puestos me salió un ránking en el que apareció Mojácar.

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Después de comparar precios en unas 15 webs reservamos una semanita con media pensión en un hotel normalito, no queríamos gastar mucho porque ya nos hacemos nuestras escapadas durante el año y no era plan.

Mucha gente me decía que lo mejor era ir a un apartamento y bueno, creo que las dos cosas tienen sus cosas buenas y sus cosas malas. Del hotel me fastidiaba tener que madrugar para llegar al desayuno pero hemos tenido espacio suficiente y no tener que limpiar ni cocinar era lo que yo también buscaba. Por otro lado, tuve que lavar alguna cosa a mano y eché de menos una lavadora para no llegar tan hasta arriba con cosas para lavar, pero quitando lo del desayuno, la experiencia fue recomendable.

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Aunque el hotel era más un 3 estrellas que 4, en la habitación estuvimos amplios y muy agusto, eso sí, la piscina era un charco, así que fuimos a la playa mañana y tarde, era lo que queríamos y no nos importó pero seguro que si hubiésemos tenido una buena piscina la hubiésemos disfrutado, las cosas como son.

Pero la playa era perfecta, grande, sin mucha gente, con el agua cristalina y tranquila, con las olas justas, vamos, que a la playa ni una pega, baños y duchas accesibles, la verdad es que nos encantó. La arena no estaba tan limpia como el agua, pero es que hay algunos fumadores muy poco concienciados.

Los peques lo pasaban en grande, es de las veces que más contenta y feliz he visto a Daniela y Martín tampoco se ha quedado atrás.

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Además, a Martín le dió por empezar a caminar y así lleva desde entonces, cada vez más suelto pero pidiendo la mano porque no quiere caerse, listillo 😉

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También os digo que para cuando conseguí desconectar del trabajo y la ciudad y empezar a disfrutar una semana se me pasó volando, así que una de las cosas que hemos pensado es que el año que viene si tiene que ser apartamento, será apartamento, pero una semana es poco para lo mucho que disfrutan los niños en la playa.

Otra cosa que nos gustó mucho es que tanto las tiendas como los restaurantes, cafeterías y heladerías tenían precios normales, cuando estuvimos en Tenerife era todo mucho más caro que en Madrid y aquí podías salir sin problemas.

Nuestra rutina diaria era: desayuno, playa, comida, siesta, helado, playa, cena, animación y a dormir. Como véis, muy difícil de sobrellevar jejeje

También aprovechamos para vestirnos iguales, cosa que a mí me encanta, tanto vestirles a ellos como entre nosotras e incluso los 3 y los 4, que las rayas marineras dan mucho juego 😉

En otro post os cuento la visita que hicimos al pueblo de Mojácar, que también nos gustó mucho.

Habéis estado alguna vez en Mojácar? Qué os han parecido nuestras vacaciones?