El pasado puente de Diciembre llegó casi sin avisar y no sabíamos dónde ir, empecé a mirar vuelos pero dad la cercanía a la fecha los precios se disparaban, menos mal que a Papáboom se le ocurrió la idea de visitar Galicia.

Muy temprano pusimos rumbo a Galicia, los peques hicieron más de la mitad del viaje dormidos, cuando se despertaron paramos a desayunar y con el estómago lleno y sabiendo que quedaba menos de la mitad del viaje afrontamos el último tramo. De hecho nos fue también que en Navidad hicimos lo mismo.

Viveiro resultó ser una población muy agradable. Conserva parte de su casco antiguo amurallado. Tiene una enorme plaza en la que los peques pueden jugar, nosotros lo hicimos al pilla-pilla y Daniela estaba encantada. Me pareció que tenía mucha vida, paseamos por sus calles medievales, disfrutamos de sus restaurantes, había tiendas muy bonitas, por no hablar del paseo marítimo, es un recorrido genial para hacer con peques  y además tiene un parque en el que podéis parar para que jueguen.
Nos alojamos en el Hotel Thalasso Cantábrico y quedamos muy contentos, moderno, con un montón de servicios, muy cómodo para ir con niños.
No llevé nada planeado, la idea disfrutar de unos días en familia y comer bien, mucho y muy bien 😉 poco más.
Al día siguiente visitamos el «Banco más bonito del mundo» desde donde se pueden ver los maravillosos acantilados de Loiba, la panorámica que va desde Estaca de Bares a cabo Ortegal es impresionante.
Hacía tanto sol y una temperatura tan buena que seguimos hasta Cedeira, una preciosa localidad marinera y a disfrutar de la playa!!
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Como véis, Daniela no podía estar más feliz, no nos podíamos creer estar a más de 20 grados, lo que disfrutó corriendo por la playa y mojándose los pies!
Por cierto, comimos genial en el restaurante «Brisa» (algo caro), nos habían recomendado uno que se llama «Kilowatio» pero tenía mesas altas o la barra y con los peques no era plan.
Visita obligada en San Andrés de Teixidó, precioso pueblo, maravillosas vistas, deliciosos percebes… Además lo visitamos con los peques dormidos!
Y como estaban de camino también visitamos los acantilados marinos más altos de Europa, donde se encuentra la Garita de Herbeira, muy recomendable, unas vistas espectaculares, perdonadme que me repita 😉
Al día siguiente visitamos el Faro Roncadoira:
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 Y seguimos hasta Foz, donde volvimos a quitarnos las botas, leotardos, calcetines y demás para disfrutar de la playa. Como Martín en verano aún no caminaba, estaba alucinado con la arena 😉
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Comimos fenomenal en el paseo marítimo, dimos un paseo y a tomar el café a Mondoñedo, un precioso pueblo por el que pasa el Camino de Santiago, con una catedral del siglo XIII, una plaza preciosa, de hecho en 2015 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La verdad es que descansar, lo que se dice descansar, no descansamos pero nos lo pasamos muy, muy bien. Las risas en la playa, las caídas de Daniela, los primeros pasos de Martín por la arena, los cuatro comiendo pizza en el hotel porque no teníamos fuerzas para salir a cenar, saludar a las vacas desde el coche, parar para saludar a los caballos y muchas cosas más serán recuerdos que guardaremos en nuestra memoria y que espero que ellos de mayores lo vean y piensen: «menuda paliza de viaje se daban nuestros padres sólo por hacernos disfrutar de la playa, el mar y la naturaleza, y de paso hincharse a marisco»!!!
Espero que os haya gustado y que si aún no lo habéis hecho, disfrutéis pronto de esta zona tan preciosa.
¿Qué os ha parecido?