En cuanto me dieron el calendario laboral de 2017 empezamos a planear escapadas, eso sí, todas con los peques.

La primera fue la de Múnich, post que llegará, lo prometo, y aunque a mí me apetecía repetir Alemania, a Papáboom le apetecía cambiar.

Pensamos en Italia, pero ya habíamos visitado Roma, Venecia, Florencia, Pisa, Siena, Sicilia, Génova, Milán, la Toscana… y de repente apareció Bolonia! Nos pareció que estaba bien comunicada y que para 3 días era perfecta incluso para poder visitar otras localidades del norte de Italia, además leímos que era una ciudad medieval poco conocida.

Como siempre, salimos el sábado por la mañana, como sabéis prefiero tener el viernes para hacer maletas y no pasarme el día estresada en el trabajo pensando en lo que me falta, lo que se me ha olvidado, si llegaré a tiempo etc

Nada más llegar cogimos un taxi al hotel, mejor que un autobús porque por 5 euros de diferencia ni esperas, ni vas de pie y en pocos minutos estábamos en el hotel. Dejamos las cosas y nos recomendaron un sitio para comer.

Se llama Ristorante Rosso, dan cursos de pasta, imaginaos, artesanal, estaba increíble. De aperitivo pedimos embutido con un pan recién hecho que estaba buenísimo y de postre el mejor tiramisú que hemos comido nunca. También probamos el Ristorante Donatello, en el que además de comer fenomenal fueron muy amables con nosotros y los niños. En varios restaurantes nos pasó que sólo tenían 1 o 2 tronas y estaban ocupadas, menos mal que el peque siempre llegaba con hambre y no nos costaba

Por la tarde, nada más salir, nos tomamos un helado y emprendimos el paseo, además el centro estaba cerrado al tráfico.

Caminamos por Via dell’Independenzza hasta Piazza Nettuno y la Piazza Maggiore, donde paramos porque alucinamos de lo bonita que es y porque los peques empezaron a correr y a jugar por allí. El Palazzo Comunale y sobre todo la Basílica de San Petronio nos sorprendieron muchísimo.

Daniela hizo «amistad» con una peque y sus padres muy amablemente aprovecharon para guiarnos, nos vino genial porque nos recomendaron varias cosas, entre ellas, la pizzería del Mercado di Mezzo en la que cenamos y estuvimos muy agusto.

Después de cenar caminamos para probar los deliciosos helados de la Sorbetteria Castiglione, muy muy recomendable y muy bien de precio.

Una de las cosas que más nos ha gustado es haber ido andando a todas partes.

El hotel os lo dejo porque está muy céntrico y aunque el buffet del desayuno no merece la pena, creo que relación calidad-precio está muy bien. Se llama Zanhotel Tre Vechi. La zona no podría ser mejor, junto a la estación de trenes de Bolonia y del autobús para ir al aeropuerto.

El sábado entramos a ver la Basílica de San Petronio, objetivo terrorista por cierto, porque tiene unos frescos de Mahoma siendo devorado por unos demonios, 3 euros por verlo, los pagamos porque teníamos curiosidad y ya que estábamos allí…

Después seguimos paseando por el centro hasta las dos torres, Garisenda y la Torre Asinelli, a la que como siempre no pudimos subir y nos perdimos las vistas, pero es que son demasiados escalones para los peques.

Por cierto, ya os digo que de los canales ni rastro, antiguamente la ciudad estaba atravesada por canales, y aunque debe haber algún ventanuco, nosotros no lo encontramos 😦

En la plaza de la iglesia de San Stefano paramos a tomar un café y a que los peques corriesen un rato, hacía sol y nos dio hasta pena irnos de lo agusto que estábamos.

 

Después llevamos a los peque al parque Montagnola, al lago del hotel, no es un parque maravilloso pero para pasear y que los niños disfruten de los toboganes etc está bien.

Había un trenecito turístico que al final no nos cuadró y no lo pudimos coger, aunque me parecía genial para los niños, cuando pasamos no nos apetecía y estaba y el día que lo queríamos no lo encontramos, cosas que pasan!

Es increíble la cantidad de soportales que tiene la ciudad, creo que nos dijeron que casi 40km en toda la ciudad!

La comida una maravilla, el embutido, el tartufo, el tiramisú, los helados, la pasta, los tortellini in brodo, el parmesano, la pizza… y a precios razonables.

  • Me habéis preguntado en IG que cómo hago para darles de comer en los viajes siendo tan pequeños, los dos comen de todo, pero para asegurarme de que comen bien y variado les llevo potitos y yogures a los dos y al peque potitos de fruta también. Comen siempre de primero un potito y así ya como que me quedo tranquila sabiendo que han comido verdura y algo de proteína y luego les damos de lo que hayamos pedido nosotros en este viaje han comido pasta, pulpo, pizza, ensalada, carne, también comen pan así que siempre terminan haciendo una comida completa y la fruta en el desayuno, media mañana y la merienda.
  • También paseamos por el barrio universitario, Via Zamboni, el palacio del Archigimnasio albergó la primera sede de la Universidad de Bolonia.

Recomiendo Bolonia para ir con niños porque es una ciudad tranquila, fácil de visitar, muy accesible y con precios razonables.

Ah! Si queréis que los peques disfruten viendo cómo hacen las pizzas os recomiendo la Trattoria-Pizzeria San Pietro, cerca del hotel, muy céntrica y las pizzas riquísimas, a Daniela le enseñaron cómo hacían la suya y de regalo un par de lonchas de mortadela, ella flipaba!!! jajaja

Qué os ha parecido nuestra visita?

Voy a seguir preparando posts, porque aún me queda nuestra visita a Ferrara y a Módena y el Museo Ferrari.